Cada
vez que hablo del mercurio me incomodo. No alcanzo a entender, ni consigo la
lógica, de su uso en seres humanos. Reconozco que a veces casi caigo en la
paranoia, pero es que necesito comprender cómo es que usamos VOLUNTARIAMENTE el
segundo elemento más tóxico en la naturaleza (solo superado en toxicidad por el
uranio) y del cual un informe de la Organización Mundial
de la Salud
llega a reconocer que su toxicidad no tiene límite inferior seguro.
Señores:
¡¡¡NO TIENE LÍMITE INFERIOR SEGURO!!!
¿Saben
qué significa eso?: que no hay una cantidad de mercurio, por pequeña que sea,
que no tenga el potencial de dañar a un organismo vivo.
¿Entonces?
Nos
lo colocamos en la boca (¡¡¡EN LA
BOCA!!!) o nos lo inyectamos (¡¡¡DIRECTO A LA
SANGRE Y DE ALLÍ A TODO EL CUERPO!!!!).
Conozco
los códigos de internet. Sé que estoy gritando con mis mayúsculas, pero es que
este asunto me parece una locura.
Todavía
quedan odontólogos y pediatras que aceptan acríticamente su uso, en amalgamas y vacunas, perjudicando
de manera irresponsable la salud de millones de seres humanos.
En
particular, la mayoría de los odontólogos, son tan desconocedores de éste tema,
que ignoran incluso el daño que se están haciendo a sí mismos con el uso y
aplicación de las amalgamas dentales.
Afortunadamente,
una nueva publicación científica acaba de develar la realidad de la condición
de salud de los odontólogos.
Para
que no queden dudas.
Investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale
compararon los indicadores de salud de odontólogos y personas que no lo eran.
Reconocieron públicamente que la gran mayoría de los profesionales de la
odontología en los Estados Unidos todavía usan amalgamas como tratamiento de
elección en la restauración de piezas dentales. Es decir, es el tratamiento favorito para hacer estos trabajos.
Y no
están conscientes ni del daño que le ocasionan a sus pacientes, ni del daño que
se ocasionan a sí mismos.
También acá en Venezuela es el tratamiento de elección, tanto en
consultorios públicos como en los privados, aunque reconozco que ésto
está empezando a cambiar.
Aclaremos
algunos puntos:
La
mitad (el 50 %) del peso de las amalgamas dentales es mercurio y se ha
estudiado y establecido que bajos niveles de mercurio se liberan continuamente
de las amalgamas. Es decir, que todo el que tenga amalgamas dentales está
siendo constantemente contaminado con esta toxina.
Pero
no sólo los pacientes están siendo intoxicados. En estudios previos se demostró
que los odontólogos presentan mayores concentraciones de mercurio que la
población en general.
Pues
bien, en el reciente trabajo de investigación que les mencioné, los doctores
Duplinsky y Cicchetti concluyen, que en todas las categorías de enfermedades
estudiadas los odontólogos son menos
sanos que el grupo control. Las categorías de enfermedades estudiadas fueron:
neuropsicológicas, neurológicas, respiratorias y cardiovasculares.
Incluso
aquellos que no colocan amalgamas terminan contaminándose con el vapor de
mercurio, cuando realizan trabajos de
sustitución de las amalgamas que otros colocaron.
Estos
resultados tan sólo son lógicos.
Yo
me pregunto ¿cómo es posible que se haya tenido que realizar una investigación
de este tipo, para que se pudiera convencer a todos estos profesionales del daño
que están y se están ocasionando?.
Me
lo pregunto porque se sabe y ha sido estudiada exhaustivamente la toxicidad del
mercurio. Se sabe que es una poderosa neurotoxina que ataca preferentemente al
sistema nervioso central. Hay montones de trabajos que describen los problemas
de salud que ocasiona. ¿Cómo han podido creer que no hace daño?
Espero
que la publicación de esta investigación (si es que se le da cobertura mediática) nos
haga reflexionar a todos, no sólo a los odontólogos.
Queda
pendiente mi comentario sobre las vacunas con timerosal (un compuesto orgánico
con mercurio) y su relación con enfermedades neuropsiquiátricas, neurológicas,
el autismo y el síndrome de falta de atención.
P.D.:
No salgan corriendo todavía a cambiarse las amalgamas. Primero consigan un
odontólogo que trabaje con el "Protocolo de Extracción Segura del
Mercurio". De lo contrario podría ser peor el remedio que la enfermedad.
Si al preguntar por el uso de este protocolo el profesional se queda en blanco,
voltea para otro lado, tartamudea o simplemente le dice que eso no es
importante, huya de ese consultorio y siga buscando.
Otra P.D.: Les pongo la
bibliografía por si alguien quiere verificar lo que escribí, ya que
curiosamente, no está indexada en Pubmed: Duplinsky, T., Cicchetti, D.: "The Health Status of Dentists Exposed to
Mercury from Silver Amalgam Tooth Restorations", International Journal
of Statistics in Medical Research, 2012, 1, 1-15.
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