He querido aclarar en este artículo, un tema de mucha
importancia que ha sido muy mal
manejado.
Con mucha frecuencia me consigo con expresiones como: "El rábano
es bueno para la tiroides porque tiene mucho yodo".
Señores, presten atención: el rábano NO tiene mucho yodo. Y NO
debe ser consumido en caso de hipotiroidismo.
Aclaremos
El rábano (Raphanus sativus) es una planta
de la familia de las brassicaceae o crucíferas (como las coles, el coliflor, el
brócoli, las coles de Bruselas, la mostaza, la rúgula y los berros). Se cultiva
por sus hermosas raíces comestibles de un bello color rojizo y corazón blanco.
Con un ligero sabor picante y amargo, es acompañante ideal de muchos platos crudos
o cocidos. Otro rábano blanco, el daikon, es parte esencial de la comida japonesa y el
inefable wasabi que acompaña los platos
de sushi, es una variedad de rábano muy picante.
Tanto romanos como egipcios
mencionan su uso desde la antigüedad. Estos últimos daban tanta importancia a
su consumo, que era dieta obligada en los constructores de las pirámides, junto
al ajo y las cebollas, ya que sostenían que les daban fuerza e impedían que se
enfermaran.
Los beneficios para la salud
del consumo de los rábanos son múltiples. Excelentes como antioxidantes, son
muy ricos en fibra, vitaminas del grupo B,
C, folatos y minerales. Más no son los
vegetales más ricos en yodo, como creen
muchas personas. De hecho las papas (patatas) tienen un mayor contenido de yodo
que los rábanos.
Usado externamente, el jugo de
rábano exprimido ayuda en la curación de las heridas en la piel. Es particularmente
útil en caso de quemaduras leves; ayuda a cicatrizar y a aliviar el dolor.
El rábano es diurético, por lo
que ayuda en la prevención de la formación de los cálculos renales. Pero su
mayor beneficio para la salud, es la protección que ofrece al hígado y a la vesícula.
Esto es debido a su capacidad para facilitar la formación de bilis, gracias a
su contenido de unos compuestos azufrados denominados glucosinolatos o tioglicósidos.
Estos son los que le dan ese característico sabor picante y amargo que a muchas
personas no les agrada. Más, sin embargo, son el mayor tesoro nutricional que
tienen.
Algunos compuestos químicos derivados
de la digestión de los glucosinolatos son los indoles y los isotiocianatos. De
estos últimos van a oír hablar mucho por sus propiedades anticancerígenas. Por
otra parte, estos compuestos azufrados tienen propiedades antisépticas, por lo
cual los rábanos han sido usados tradicionalmente, en preparaciones medicinales
contra molestias en la garganta, bronquitis, asma y tos irritativa.
Ahora bien, lo que es su
principal beneficio puede ser al mismo tiempo su principal inconveniente… si
tienes hipotiroidismo.
El hipotiroidismo
es una condición en la cual la glándula tiroides produce muy poca cantidad de
las hormonas tiroideas. El cuerpo presenta un metabolismo lento en general, ya
que estas hormonas son fundamentales para que se realicen la mayoría de las
funciones orgánicas. Esto ocasiona una variedad importante de dolencias, entre
las que encontramos:
Retardo mental en los niños
Fatiga
Aumento de peso
Intolerancia al frío
Dolores en los músculos y las articulaciones
Depresión
Cabello fino y seco
Piel seca
Estreñimiento
Problemas menstruales
Problemas cardíacos
De acuerdo con la causa, el hipotiroidismo puede presentarse con una glándula
tiroides más pequeña de lo normal o por
el contrario mucho más grande. Esta última condición se conoce como bocio. El bocio también se puede presentar en casos de hipertiroidismo o tiroiditis.
Todos los alimentos que
contienen isotiocianatos
son bociogénicos. Es decir, favorecen la formación de bocio. Por
ello NO son adecuados para personas
que padezcan de hipotiroidismo. Ya los mencionamos: las crucíferas, es decir, brócoli, coliflor, coles, mostaza, berros y
por supuesto, el rábano.
Ahora bien, ¿de dónde viene la
confusión? ¿Por qué algunas personas recomiendan el rábano como fuente de yodo en
problemas de tiroides, si en realidad no tiene tanto yodo e incluso está
contraindicado en el hipotiroidismo?
La verdad no la sé, pero me
aventuro con una hipótesis. Me atrevo a decir, que a los jarabes que se
preparaban con rábano, para aprovechar sus propiedades antisépticas (¿recuerdan
que mencioné su uso en preparados para
la garganta, el asma, la tos y la bronquitis?) se le debe haber añadido yodo,
precisamente para evitar su efecto secundario sobre la tiroides. De hecho el
remedio se llamaba y se llama “rábano yodado”. Pienso que si se “yoda” algo es
porque no lo tiene.
Si tú amigo lector, conoces
algo al respecto, agradeceré en mi nombre y en el de los lectores de este blog,
que nos lo compartas en la sección de comentarios.
P.D.: gracias a Pixabay por la
imagen de los rábanos