Mucho se ha hablado, especulado y sobrevalorado sobre el genoma humano y su importancia para la predicción de las enfermedades. Se le veía como la panacea universal que permitiría predecir cuál enfermedad iba a padecer cada quién. Tan sólo bastaría conocer la secuencia del genoma particular de un individuo para poder predecir su salud futura. A algunos se les pasó la mano, como en el ejemplo de la médico española que recomendó extirpar el estómago de una paciente porque de acuerdo a su genoma debería padecer en un futuro un cáncer gástrico. Y lo lamentable del caso fue que la operación se efectuó.
Encontraron que el genoma puede ofrecer una señal de alerta a la mayoría de los individuos sobre un mayor riesgo de sufrir una enfermedad cuando un análisis genético resulta positivo. Pero cuando el análisis resulta negativo, los resultados en la mayoría de las enfermedades que se estudiaron no lograron predecir los trastornos que eventualmente desarrolló el individuo.
El hecho de que el genoma de un individuo indique que tiene mayor riesgo de padecer una enfermedad no es necesariamente algo definitivo. Es solo una mayor probabilidad. Tiene un gran valor: nos pondría en alerta. Pero lo realmente importante son los hábitos de salud que posea la persona. Hasta tal punto que el propio Dr. Vogelstein termina afirmando "Creemos que las pruebas genómicas no serán sustitutos de las actuales estrategias de prevención" "La exploración prudente, el diagnóstico temprano y las estrategias de prevención, como no fumar y extraer pronto un cáncer, serán las claves para reducir las tasas de muerte por enfermedad".
No hay comentarios:
Publicar un comentario