martes, 5 de marzo de 2013

LOS DENTISTAS, EL MERCURIO... Y TODOS NOSOTROS




Cada vez que hablo del mercurio me incomodo. No alcanzo a entender, ni consigo la lógica, de su uso en seres humanos. Reconozco que a veces casi caigo en la paranoia, pero es que necesito comprender cómo es que usamos VOLUNTARIAMENTE el segundo elemento más tóxico en la naturaleza (solo superado en toxicidad por el uranio) y del cual un informe de la Organización Mundial de la Salud llega a reconocer que su toxicidad no tiene límite inferior seguro.
Señores: ¡¡¡NO TIENE LÍMITE INFERIOR SEGURO!!!
¿Saben qué significa eso?: que no hay una cantidad de mercurio, por pequeña que sea, que no tenga el potencial de dañar a un organismo vivo.
¿Entonces?
Nos lo colocamos en la boca (¡¡¡EN LA BOCA!!!) o nos lo inyectamos (¡¡¡DIRECTO A LA SANGRE Y DE ALLÍ A TODO EL CUERPO!!!!).
Conozco los códigos de internet. Sé que estoy gritando con mis mayúsculas, pero es que este asunto me parece una locura.
Todavía quedan odontólogos y pediatras que aceptan acríticamente  su uso, en amalgamas y vacunas, perjudicando de manera irresponsable la salud de millones de seres humanos.
En particular, la mayoría de los odontólogos, son tan desconocedores de éste tema, que ignoran incluso el daño que se están haciendo a sí mismos con el uso y aplicación de las amalgamas dentales. 
Afortunadamente, una nueva publicación científica acaba de develar la realidad de la condición de salud de los odontólogos.
Para que no queden dudas.
Investigadores  de la Escuela de Medicina de la Universidad de Yale compararon los indicadores de salud de odontólogos y personas que no lo eran. Reconocieron públicamente que la gran mayoría de los profesionales de la odontología en los Estados Unidos todavía usan amalgamas como tratamiento de elección en la restauración de piezas dentales. Es decir, es el tratamiento favorito para hacer estos trabajos. 
Y no están conscientes ni del daño que le ocasionan a sus pacientes, ni del daño que se ocasionan a sí mismos.
También acá en Venezuela es el tratamiento de elección, tanto en consultorios públicos como en los privados, aunque reconozco que ésto está empezando a cambiar.
Aclaremos algunos puntos:
La mitad (el 50 %) del peso de las amalgamas dentales es mercurio y se ha estudiado y establecido que bajos niveles de mercurio se liberan continuamente de las amalgamas. Es decir, que todo el que tenga amalgamas dentales está siendo constantemente contaminado con esta toxina.
Pero no sólo los pacientes están siendo intoxicados. En estudios previos se demostró que los odontólogos presentan mayores concentraciones de mercurio que la población en general.
Pues bien, en el reciente trabajo de investigación que les mencioné, los doctores Duplinsky y Cicchetti concluyen, que en todas las categorías de enfermedades estudiadas los  odontólogos son menos sanos que el grupo control. Las categorías de enfermedades estudiadas fueron: neuropsicológicas, neurológicas, respiratorias y cardiovasculares.
Incluso aquellos que no colocan amalgamas terminan contaminándose con el vapor de mercurio, cuando realizan trabajos de  sustitución de las amalgamas que otros colocaron.
Estos resultados tan sólo son lógicos.
Yo me pregunto ¿cómo es posible que se haya tenido que realizar una investigación de este tipo, para que se pudiera convencer a todos estos profesionales del daño que están y se están ocasionando?.
Me lo pregunto porque se sabe y ha sido estudiada exhaustivamente la toxicidad del mercurio. Se sabe que es una poderosa neurotoxina que ataca preferentemente al sistema nervioso central. Hay montones de trabajos que describen los problemas de salud que ocasiona. ¿Cómo han podido creer que no hace daño?
Espero que la publicación de esta investigación  (si es que se le da cobertura mediática) nos haga reflexionar a todos, no sólo a los odontólogos.
Queda pendiente mi comentario sobre las vacunas con timerosal (un compuesto orgánico con mercurio) y su relación con enfermedades neuropsiquiátricas, neurológicas, el autismo y el síndrome de falta de atención.
P.D.: No salgan corriendo todavía a cambiarse las amalgamas. Primero consigan un odontólogo que trabaje con el "Protocolo de Extracción Segura del Mercurio". De lo contrario podría ser peor el remedio que la enfermedad. Si al preguntar por el uso de este protocolo el profesional se queda en blanco, voltea para otro lado, tartamudea o simplemente le dice que eso no es importante, huya de ese consultorio y siga buscando.
Otra P.D.: Les pongo la bibliografía por si alguien quiere verificar lo que escribí, ya que curiosamente, no está indexada en Pubmed: Duplinsky, T., Cicchetti, D.: "The Health Status of Dentists Exposed to Mercury from Silver Amalgam Tooth Restorations", International Journal of Statistics in Medical Research, 2012, 1, 1-15.


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