Puede ser
que la palabra exposoma, a tí lector de
este blog, te suene extraña. De hecho es
un neologismo, una palabra nueva. Pero su ámbito de acción no lo es. Para nada.
Y vete acostumbrando a ella porque se pondrá de moda en pocos años.
Exposoma
hace referencia al conjunto de “exposiciones” a las cuales está “expuesta” una
persona a lo largo de toda su vida. Valgan las redundancias.
¿Exposiciones
a qué?
Prácticamente
a todo: sustancias químicas, metales pesados, radiaciones, cambios de temperatura, niveles de
ruidos, alimentos, situaciones estresantes, vacunaciones, ingesta de fármacos, todas
y cada una de las enfermedades infecciosas que has padecido, todas y cada una
de las alergias e intolerancias que has sufrido, todos los comportamientos y
actividades que has realizado, e inclusive el contenido variable de bacterias
que nos acompañan día a día en nuestro interior y de las cuales muchos ni nos
enteramos.
Todo,
absolutamente todo a lo que hemos estado expuestos en nuestra vida, desde el
momento mismo de la concepción. Todo, absolutamente todo, deja su marca en
nuestra salud.
Este término
fue acuñado en el año 2005 por Christopher Wild, quien es actualmente el director de la Agencia
Internacional de Investigación contra el cáncer. Y lo crea para hacer
referencia al hecho de que la genética no explica, en su mayor parte, la gran
variabilidad de las enfermedades humanas.
De hecho,
la realidad es que los seres humanos estamos expuestos a factores que pueden
dañar nuestra salud, independientemente de nuestra genética. Tal y como lo
definimos anteriormente: contaminación, nuestra respuesta al estrés, etc.,
etc., etc.
No sólo son los factores físicos ambientales los que forman parte
del Exposoma . También lo son nuestros comportamientos y la respuesta que damos
a las situaciones a las cuales nos vemos enfrentados. Esto es muy importante.
La
variabilidad del Exposoma es prácticamente infinita. Cambia cada año, mes,
semana, hora, día y segundo de nuestras vidas.
Suena
abrumador ¿no es cierto?
Y mucho
más abrumador cuando constatamos que la exposición a un determinado factor
ocasionará consecuencias diferentes en individuos diferentes. No hay dos seres humanos iguales. Ni siquiera
los gemelos univitelinos lo son.
Por el contrario, somos muy individuales en
nuestra constitución bioquímica. Por ello, la consecuencia de la acción de un
factor exposómico no siempre puede ser predecible.
En la
actualidad ya se están desarrollando tecnologías y equipos capaces de evaluar y
diagnosticar los efectos concretos que los agentes del Exposoma tienen sobre
nuestros cuerpos. Este será un tema que dará mucho de qué hablar en los
próximos años.
Pero, no
vamos a esperar a que la palabra se ponga de moda para hacer algo al respecto.
Los que me conocen saben que no es mi estilo. Vamos a colocarnos en la
vanguardia.
¿Cómo?
Analizando
una faceta diferente: no sólo lo malo forma parte del Exposoma. También lo
bueno: los alimentos sanos, las emociones positivas, los breves o largos momentos
de felicidad, el aire puro de la montaña o del mar, el ejercicio que con mejor
o peor ánimo realizas, la cálida luz del sol o esos benditos abrazos y caricias
que nos reconfortan.
Estudia
cómo está tu Exposoma. Hazte consciente de la mayor parte de los factores de tu
vida. ¿Vives en un lugar muy contaminado? ¿Cómo son tus relaciones familiares,
laborales e incluso con desconocidos? ¿Cuál es tu respuesta ante situaciones
estresantes? ¿Cómo es tu alimentación?.
Las preguntas podrían continuar hasta
el infinito, pero limítate a las más obvias, mientras comienzas a conocer a ese
(hasta ahora) gran desconocido: tú mismo. Y comienza a incluir conscientemente más
factores positivos sobre el Exposoma de tu vida.
Querido
lector, si comienzas a hacer estas reflexiones, es casi seguro que tomarás
consciencia de que debes adquirir nuevos hábitos de vida. De lo contrario, tu Exposoma
te lo cobrará, más tarde o más temprano.
Y no es
difícil. Sólo tienes que dar pequeños pasos. Empieza por tomar más agua, por
ejemplo. O comer al menos una fruta al
día, si es que no lo acostumbras. O comienza por abrazar con más frecuencia a
tus seres queridos. O escucha más a
menudo esa música que te hace sentir tan bien. O entra en algún programa de
desintoxicación (este es uno de mis favoritos, porque contrarresta muchos
factores negativos del Exposoma). Ejemplos sobran.
Recuerda
que nunca es tarde para comenzar a llevar una vida más sana y más plena. Y
además, cuentas conmigo ;-)
Tengo
curiosidad por saber qué opinas sobre este tema. ¿Te animas a hacer un
comentario? Me encantaría…
Y si necesitas asesoría en tratamientos naturales para la promoción de tu salud, puedes contactarme enviandome un email a ereboll@gmail.com
Mi agradecimiento a pixabay.com por la imagen
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Hola Eugenia: Te felicito por la constancia con que llevas este Blog, es admirable! Ademas, nos das la confianza para enfrentar personalmente nuestros problemas de salud y no dejar en manos de otro lo que es nuestra responsabilidad. Gracias por hacernos mas conscientes!
ResponderEliminarHola en mi caso ha Sido facil y difícil adaptarme a todo pero gracias a qué comencé aplicar terapias alimentarias y tratarme energéticamente, con la práctica de meditaciones diarias, ejercicios, y observar , contemplar mis alrededores he logrado equilibrar el exposoma ya que todo es energía y sí como dices cambiar nuestras actitudes ante tantas situaciones podemos transformar toda energía - a positiva de acuerdo a la comprensión que tengamos de nosotros mismos elevando con ello nuestra consciencia alimentaria poniendo en práctica la alimentacion Ayurveda que para mí ha Sido determinante en mi familia donde vivo con mis nietos los cuales tienen síndrome de asperger y son alergeticos estos cambio de hábitos
ResponderEliminarnos ha permitido mantenerlos sanos a pesar del exposoma a lo que permanentemente estamos sometidos.
Gracias Eugenia por esta información que al fin tiene nombre.