jueves, 10 de julio de 2025

El Poder Medicinal del Mango: Descubre los Beneficios de la Mangiferina para tu Salud

 


El mango, esa fruta jugosa y dulce que muchos disfrutamos, y que para mí en particular está muy vinculada a recuerdos de mi infancia, esconde un tesoro medicinal poco conocido: la mangiferina.

 

Este compuesto, abundante en su cáscara, hojas y semillas, ha sido utilizado durante siglos en la medicina tradicional de India, países del Caribe y otros países tropicales. Hoy, la ciencia moderna confirma lo que nuestros ancestros ya sabían: la mangiferina es un supernutriente con propiedades antioxidantes, antiinflamatorias y reguladoras del metabolismo.

 

En los últimos años, científicos de todo el mundo han estudiado cómo este componente puede ayudar a combatir el estrés oxidativo, la inflamación crónica e incluso enfermedades como la diabetes o el Alzheimer. ¡Y lo mejor es que lo hace de forma segura y sin efectos secundarios graves!

 

Un Antioxidante Más Poderoso que la Vitamina C

 

La mangiferina pertenece a la familia de los polifenoles, los mismos compuestos que hacen que el té verde o el vino tinto sean buenos para la salud. Sin embargo, su estructura química es única, lo que le da una potencia excepcional como antioxidante y antiinflamatorio.

 

¿Dónde se encuentra?

 

  • Principal fuente: La cáscara de los frutos y en las hojas del árbol de mango (Mangifera indica).
  • Otras fuentes: En menor cantidad, en el té verde, el cacao y la miel de abejas que polinizan mangos.

En la medicina ayurvédica, las hojas de mango se usaban en infusiones para tratar la diabetes, la diarrea y las infecciones urinarias.

La mangiferina actúa como un escudo protector para nuestras células. Es capaz de:

  • Neutralizar los radicales libres (responsables del envejecimiento y enfermedades crónicas).
  • Aumentar nuestras defensas antioxidantes naturales, como el glutatión, considerado el "antioxidante maestro" del cuerpo.

 


Los 5 Grandes Beneficios de la Mangiferina

 

Beneficio #1: El Antioxidante Más Poderoso que la Vitamina C

¿Qué hace?

  • Neutraliza los radicales libres, responsables del envejecimiento y enfermedades crónicas.
  • Protege el ADN de mutaciones que pueden llevar al cáncer (estudios in vitro sugieren su potencial antitumoral).

¿Cómo aprovecharlo?

  • Consume mango con cáscara (en batidos o encurtidos).
  • Infusión de hojas frescas o secas de mango (una tradición en Venezuela y todo el Caribe).

 

Beneficio #2: Alivia el Dolor y la Inflamación en artritis, osteoartritis, colitis y síndrome del intestino irritable, golpes y contusiones (hematomas y moretones). Sin medicamentos.

Si sufres de dolor articular, artritis o inflamación intestinal, la mangiferina podría ser tu aliada. Un estudio publicado en Phytotherapy Research (2019) demostró que:

  • En pacientes con osteoartritis, redujo el dolor y la rigidez en un 40% en solo 3 meses.
  • Actúa como un "cortisona natural", pero sin los efectos secundarios de los fármacos.
  • Enfermedades intestinales: Ayuda a calmar la inflamación en colitis y síndrome de intestino irritable.

Ventaja sobre los fármacos:
A diferencia de los antiinflamatorios convencionales (como el ibuprofeno), la mangiferina no daña el estómago ni el hígado con uso prolongado. Para mí ésto es sumamente importante.

 

Beneficio #3: Regula el Azúcar en Sangre (Ideal para Diabéticos y Prediabéticos)

  • Protege el páncreas, evitando que se agoten las células que producen insulina.

¿Problemas de glucosa alta? La mangiferina estimula la sensibilidad a la insulina, según un estudio de la Revista de Etnofarmacología (2021). En personas con prediabetes:

  • Bajó los niveles de azúcar en sangre de forma similar a algunos medicamentos.
  • Protege el páncreas, ,evitando que se agoten las células que producen insulina y evita complicaciones de la diabetes.

En Venezuela y países del Caribe, se usa en infusiones de hojas de mango como remedio tradicional para la diabetes.

Estudio clave:
En 45 pacientes con prediabetes (Journal of Ethnopharmacology, 2021), 300 mg de mangiferina + dieta baja en carbohidratos redujeron el azúcar en sangre tanto como algunos fármacos.

  

Beneficio #4: Protege el Cerebro (Alzheimer, Parkinson y Memoria)

Cerebro más Joven y Protegido

¿Te preocupa el Alzheimer o la pérdida de memoria? La mangiferina:

  • Protege las neuronas del daño oxidativo.
  • Podría retrasar el avance del Alzheimer, frena la formación de placas beta-amiloides (responsables de la pérdida de memoria).
  • Aumenta el BDNF, una proteína clave para la regeneración neuronal.

Recomendación preventiva:
Personas con antecedentes familiares de enfermedades neurodegenerativas podrían beneficiarse de toma la decocción de hojas de mango o el consumo de un suplemento con mangiferina + ácidos grasos omega-3.

 

Beneficio #5: Fortalece el Corazón y el Sistema Inmunológico

Efectos comprobados:

  • Reduce el colesterol LDL ("malo") y mejora la circulación. Así evitamos consumir sustancias como las estatinas, que pueden tener severos efectos secundarios.
  •  
  • Equilibra las defensas: Equilibra la respuesta inmunológica. Útil en alergias y enfermedades autoinmunes como la psoriasis. Es adecuado en gripes, resfriados y todo tipo de virosis.

 

¿Cómo Incorporar la Mangiferina en tu Vida?

  • Come mango con cáscara (bien lavado) o haz infusiones con sus hojas frescas o secas.
  • Suplementos: Busca extractos estandarizados (100–400 mg/día), preferiblemente con piperina (de la pimienta negra) para mejorar su absorción.

¿Cómo usarla?

  • Infusión de hojas de mango (hierve 5 g de hojas secas en una taza de agua o hierve 2 hojas de mango en 1 litro de agua por 5 minutos).
  • Extracto de mangiferina (consultar dosis con un profesional de la salud).
  • En golpes, contusiones (moretones, hematomas) se usa de manera externa también. Se cocinan en agua las hojas de mango. Se deja enfriar y se aplica externamente. También se usan en baños de asiento en casos de hemorroides y otras inflamaciones de la zona pélvica, próstata inflamada, problemas uterinos, etc.). 

Precaución: Consulta a tu médico si estás embarazada o tomando medicamentos para la diabetes, porque si la tomas al mismo tiempo que los medicamentos, podría bajar mucho la glicemia.

Otro efecto secundario que a algunas personas le gustará, es que adelgaza. Y lo digo por experiencia propia. Así que, si estás muy delgado, considera esa posibilidad.

¿En qué otra cosa nos beneficia?

  • Retrasa el envejecimiento prematuro de la piel.
  • Protege el hígado de toxinas (ideal para quienes consumen alcohol o medicamentos fuertes). Debido a mi sesgo profesional éste es uno de los beneficios que más me gusta.

 

Conclusión

El mango y su componente activo, la mangiferina son ejemplo de cómo la naturaleza nos ofrece soluciones para una salud integral. Desde mejorar tu energía hasta proteger tu cerebro, este compuesto es una joya de la medicina natural que vale la pena descubrir. Y al menos en Venezuela y los países tropicales, se consigue muy fácilmente.

 

¿Te animas a probar sus beneficios?

O ¿Ya la has probado? ¡Cuéntanos tu experiencia!

 

Este artículo es informativo y no reemplaza la asesoría médica profesional.

BIBLIOGRAFÍA:

1.     Pardo-Andreu, G. L., et al. (2008). "Mangifera indica L. extract (Vimang) and mangiferin modulate mitochondrial function and oxidative stress in neurodegenerative diseases". Journal of Pharmacy and Pharmacology, 60(3), 385-392.

o   Hallazgo clave: La mangiferina protege mitocondrias y reduce el estrés oxidativo en neuronas.

2.     Li, Y., et al. (2019). "Mangiferin improves hepatic lipid metabolism and inflammation by suppressing NLRP3 inflammasome activation". Oxidative Medicine and Cellular Longevity, 2019, 1239356.

o   Relevancia: Efecto hepatoprotector y regulación de enzimas antioxidantes (SOD, glutatión).

3.     Gong, X., et al. (2020). *"Mangiferin attenuates LPS-induced NLRP3 inflammasome activation via SIRT1/MFN2 pathway"*. Frontiers in Pharmacology, 11, 548.

o   Mecanismo: Inhibe la inflamación mediante la vía SIRT1 (relacionada con longevidad).

4.     Miura, T., et al. (2012). "Mangiferin improves glucose metabolism by increasing AMPK activity in skeletal muscle". Biochemical and Biophysical Research Communications, 427(3), 571-575.

o   Descubrimiento: Activa la AMPK (enzima clave para la sensibilidad a la insulina).

5.     Kumar, S., et al. (2021). "Efficacy and safety of mangiferin in prediabetes: A randomized, double-blind, placebo-controlled trial". Phytomedicine, 85, 153547.

o   Estudio clínico: Reducción de HbA1c en pacientes prediabéticos.

6.     Saleh, S. R., et al. (2020). "Mangiferin protects pancreatic beta-cells against glucotoxicity by reducing ER stress and apoptosis". Journal of Functional Foods, 64, 103692.

o   Aplicación: Protege las células pancreáticas en diabetes tipo 2.

7.     Telapolu, S., et al. (2018). "Mangiferin mitigates Alzheimer’s pathology by inhibiting amyloid-beta aggregation and tau phosphorylation". Journal of Alzheimer’s Disease, 64(1), 235-246.

o   Resultado clave: Reduce placas amiloides en modelos animales de Alzheimer.

8.     Rojas, P., et al. (2022). "Mangiferin increases BDNF and reduces depressive-like behavior in mice". Neurochemistry International, 152, 105221.

o   Implicaciones: Potencial para tratar depresión y ansiedad.

9.     Zhu, X., et al. (2021). "Mangiferin suppresses Th17 cell differentiation and ameliorates experimental autoimmune encephalomyelitis". International Immunopharmacology, 90, 107206.

o   Aplicación: Beneficios en esclerosis múltiple y enfermedades autoinmunes.

10. Leiro, J., et al. (2018). "Mangiferin modulates immune responses and oxidative stress in lupus-prone mice". Journal of Immunology Research, 2018, 5678096.

o   Hallazgo: Reduce daño renal en modelos de lupus.

11. Prabhu, S., et al. (2016). *"Mangiferin improves endothelial dysfunction and atherosclerosis


domingo, 30 de marzo de 2025

MICROBIOTA INTESTINAL Y METALES PESADOS



El tema de la microbiota intestinal está de moda. Pareciera que de repente, los científicos se dieron cuenta de la importancia vital que tienen esos pequeños seres que habitan en nuestras entrañas.

 

A través de millones de años de evolución, nos hemos ido adaptando, ellos a nosotros y nosotros a ellos.

 

¿Y cómo llegaron a estar en nuestros intestinos?

 

El tracto gastrointestinal, es decir, todo el sistema digestivo, que comienza en la boca y termina en el recto, es una puerta abierta al medio ambiente exterior.

 

Todo lo que nos metemos en la boca, ya sea para ingerirlo o para lo que sea, está lleno de microbios, virus y hongos. TODO.

 

Esos pequeños seres forman parte de la vida que habita en nuestro planeta. Y están en todas partes.

 

Nuestro cuerpo evolucionó para controlarlos hasta niveles que fueran seguros para nuestra salud e incluso, nuestra vida.

 

Para eso tenemos ácido clorhídrico en nuestro estómago. Para eso tenemos un sistema inmunitario que supera en estrategia y táctica a cualquier ejército del mundo.

 

Muchos de esos pequeños seres que fueron entrando a nuestro cuerpo a través de la boca llegaron para quedarse.

 

Es que, el lumen intestinal, ese espacio que hay dentro de las tripas, es el lugar ideal para que proliferen.

 

Allí llega la comida que ingerimos y que también es su comida.

 

Ya no tienen que esperar a que por cosas del azar lleguen a algún lugar donde consigan alimentos.

 

Estando allí solo tienen que esperar a que el humano que los contiene ingiera alguna comida para que ellos tengan su suministro. 

 

Entonces un grupo de ellas se quedó con nosotros a través de la evolución humana. Miles, quizás millones de años.

 

Y ocurrió la simbiosis. Es decir, nos asociamos para beneficiarnos mutuamente.

 

Nosotros les proporcionamos la comida y ellos nos proporcionan sustancias que para ellas son desechos y para nosotros nutrientes, neurotransmisores e incluso, hormonas.

 

Por ejemplo, la vitamina K2, B12, B9, B7, GABA, serotonina y más.

 

El nivel de sinergia ha sido tan grande que algunas bacterias incluso llegaron a formar parte de nuestro organismo. 

 

Son las que llamamos mitocondrias. Son las pequeñas plantas generadoras de energía de todas nuestras células.

 

Se han integrado a nosotros de manera tal que incluso las heredamos (vía materna) cuando nacemos.

 

El bebé en la placenta no tiene microorganismos en sus intestinos. Pero sí tiene mitocondrias en sus tejidos y órganos. Gracias a eso puede sobrevivir.

 

Las otras penetran en nuestro cuerpo apenas nacemos a través del canal del parto. Esa es la gran ventaja del parto natural sobre las cesáreas.  

 

Nuestras madres nos comparten su reserva de microbios por contacto, cuando nacemos y durante la lactancia. Eso forma parte de la inmunidad adquirida. Es también una ventaja más que tiene la lactancia materna sobre la alimentación con fórmulas.

 

La cantidad y tipo de microbiota, es decir el conjunto completo de microorganismos que habitan en nuestro intestino, dependen de nuestra alimentación.

 

Proliferarán las que se alimentan de lo que comemos preferentemente.

 

Las otras, sobrevivirán si pueden, hasta que se acabe su suministro alimenticio.

 

Por ello, la microbiota intestinal de un vegano es radicalmente distinta a la de un carnívoro. 

 

No digo que una sea mejor que la otra, solo que son diferentes.

 

Ahora bien, ¿qué tiene que ver la microbiota intestinal con los metales pesados?

 

Muchísimo. Ahora veremos.

 

Se acostumbra llamar metales pesados a algunos elementos de la tabla periódica (¿recuerdas las clases de química?) que son varias veces más densos que el agua, y que son sumamente tóxicos.

 

Los que principalmente se suele llamar así son al plomo (Pb), mercurio (Hg), arsénico (As) y al cadmio (Cd). 

 

El arsénico no es realmente un metal, pero lo incluyeron allí por su gran toxicidad.

 

Hay más, pero éstos cuatro suelen ser los que se consiguen en mayor cantidad y frecuencia. Y suelen ser los más tóxicos.

 

Estudios epidemiológicos (1), sugieren que los metales pesados pueden influir en diversos trastornos metabólicos.

 

Fundamentalmente debido a que los metales pesados alteran la microbiota intestinal.

 

La primera línea de defensa que tenemos contra los efectos tóxicos de los metales pesados es precisamente, ella.

 

Existe una interacción dinámica y bidireccional entre ambos. Los metales pesados afectan a la microbiota y ésta a su vez, los afecta a ellos.

 

Por un lado, los metales pesados pueden causar alteraciones significativas en la estructura, abundancia y diversidad de las comunidades bacterianas intestinales, a la vez que influyen en sus perfiles metabólicos (2).

 

Por otro lado, la microbiota intestinal desempeña un papel crucial en como nuestro organismo maneja la biodisponibilidad de los metales pesados, afectando su absorción y metabolismo.

 

Esto se logra a través de mecanismos como la alteración del pH (el grado de acidez) intestinal, el potencial redox (el balance entre la reducción y la oxidación) y la expresión de los genes que están implicados en los procesos de desintoxicación.

 

Este último punto es importante.

 

Aunque nacemos con un ADN (información genética) determinado, existen factores ambientales capaces de modificar la expresión de los genes heredados. 

 

Esto significa que estos factores pueden hacer que algunas funciones del ADN se activen o se apaguen. Que algo que estaba funcionando deje de hacerlo o que se comience a hacer algo que hasta ese momento no estaba funcionando. 

 

Ese es el fascinante campo de la Epigenética. Ya tendremos ocasión de hablar sobre ello posteriormente.

 

Es importante resaltar que el proceso de desintoxicación que viene programado en nuestros genes se puede ver afectado por la presencia de los metales pesados.

 

Por eso no puedo dejar de sonreír con condescendencia, cuando escucho o leo a supuestos especialistas, que dicen que no necesitamos desintoxicarnos. Pero bueno, continuemos.

 

Mediante la bioacumulación, la unión y la transformación enzimática, la microbiota puede facilitar la excreción o drenaje de los metales pesados, ofreciendo con ello efectos protectores sobre el huésped, es decir, nosotros.

 

Además, la exposición a esos tóxicos puede alterar la microbiota intestinal, con lo cual se pueden deteriorar las funciones metabólicas y fisiológicas de nuestros órganos y sistemas. (3)

 

Esta alteración puede contribuir a la aparición o progresión de una gran cantidad de afecciones que pueden incluir

 

Enfermedades cardiovasculares,

Trastornos neurodegenerativos,

Colitis ulcerosa,

Cirrosis,

Alergias, diabetes, autismo y

Otras enfermedades inflamatorias  (4)

 

Las complejísimas interacciones entre la microbiota intestinal y los metales pesados están siendo cada vez más reconocidas.

 

Por ejemplo, se ha demostrado que la disbiosis (alteración en la composición de la microbiota intestinal) inducida por el cadmio, agrava la lesión hepática al aumentar la permeabilidad intestinal. (1)

 

Diversos estudios han reportado sistemáticamente que la exposición a metales pesados provoca cambios significativos en la composición microbiana, por ejemplo, con una disminución en la abundancia de Proteobacteria y Firmicutes y un aumento de Bacteroides. (5)

 

Solo lo comento para dar evidencia científica, por si alguien tiene dudas. No voy aquí a describir cuáles son los microorganismos presentes en la microbiota. 

 

No quiero aburrir a la mayoría. 

 

Pero sí quiero resaltar, que los probióticos, es decir, los microorganismos que promueven la salud, cuando se consumen como complemento, mejoran el equilibrio microbiano intestinal y han demostrado ser una terapia prometedora para mitigar la disbiosis inducida por los metales pesados.

 

Y no solo revierten la disbiosis inducida por esos tóxicos, sino que también brindan protección contra la propia toxicidad de los metales pesados.


Efectos de la exposición a metales pesados ​​en la microbiota intestinal

 

Hemos visto que la exposición a los metales pesados se ha relacionado a riesgos significativos para la salud. (1)

 

Aproximadamente el 60 % de estos tóxicos ingeridos se absorben en el intestino, donde pueden causar estrés oxidativo y daño a la barrera intestinal. Esto posteriormente puede conducir a un aumento de la inflamación intestinal.

 

De acuerdo a su naturaleza química, cada tóxico actúa de manera diferente. Sin embargo, comparten mecanismos de acción en común.

 

Cuando la exposición es crónica se ha asociado con diversos trastornos gastrointestinales, como dispepsia, gastroenteritis y diarrea crónica, así como con daños a la integridad de la barrera intestinal [6-8].

 

Por otra parte, la exposición subcrónica provoca cambios significativos en la estructura epitelial del colon y altera la función de la barrera intestinal, principalmente a través del daño a las microvellosidades intestinales [9].

 

Esta alteración de la barrera intestinal se acompaña de un aumento de la producción de citocinas inflamatorias, y de la generación de estrés oxidativo en las células epiteliales del colon [10,11].

 

Investigaciones han demostrado que la exposición a estos tóxicos se correlaciona con un aumento de las poblaciones bacterianas patógenas y una disminución de las bacterias “buenas”.

 

Esto destaca su significativo impacto negativo en el equilibrio microbiano intestinal [12,13].

 

En conclusión, los metales pesados o metales tóxicos (As, Cd, Hg y Pb) ejercen una profunda influencia en la composición y función de la microbiota intestinal, contribuyendo a la disbiosis y a una cascada de efectos adversos para la salud.

 

La relación de doble vía que existe entre la microbiota intestinal y estas sustancias resalta la importancia de mantener el equilibrio microbiano para mitigar la toxicidad a estos metales.

 

Una de las intervenciones más prometedoras en este campo es el uso de los probióticos ya que ayudan a restablecer el equilibrio de la microbiota, mejoran los procesos de desintoxicación y refuerzan la integridad de la barrera intestinal.

 

Todo son ventajas.

 

Pero, además, podemos predecir que podrían ser utilizados en aplicaciones más amplias, no sólo en el caso de intoxicaciones con estos metales, sino también en los casos de trastornos metabólicos e inflamatorios.

 

Por ello debemos resaltar la importancia de incluir muchos alimentos fermentados en nuestra dieta habitual.

 

De eso hablaremos en otro momento, porque este post ya es bastante largo.

 

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Bendiciones

BIBLIOGRAFÍA

1.- Duan, H.; Yu, L.; Tian, F.; Zhai, Q.; Fan, L.; Chen, W. Gut Microbiota: A Target for Heavy Metal Toxicity and a Probiotic Protective Strategy. Sci. Total Environ. 2020, 742, 140429.

2. Gao, B.; Chi, L.; Mahbub, R.; Bian, X.; Tu, P.; Ru, H.; Lu, K. Multi-Omics Reveals That Lead Exposure Disturbs Gut Microbiome Development, Key Metabolites, and Metabolic Pathways. Chem. Res. Toxicol. 2017, 30, 996–1005.

3.- Ghosh, S.; Nukavarapu, S.P.; Jala, V.R. Effects of Heavy Metals on Gut Barrier Integrity and Gut Microbiota. Microbiota Host 2024, 2, e230015.

4. Zhu, Q.; Chen, B.; Zhang, F.; Zhang, B.; Guo, Y.; Pang, M.; Huang, L.; Wang, T. Toxic and Essential Metals: Metabolic Interactions with the Gut Microbiota and Health Implications. Front. Nutr. 2024, 11, 1448388.

5.-Chen, R.; Tu, H.; Chen, T. Potential Application of Living Microorganisms in the Detoxification of Heavy Metals. Foods 2022, 11, 1905.

6.- Chiocchetti, G.M.; Domene, A.; Kühl, A.A.; Zúñiga, M.; Vélez, D.; Devesa, V.; Monedero, V. In Vivo Evaluation of the Effect of Arsenite on the Intestinal Epithelium and Associated Microbiota in Mice. Arch. Toxicol. 2019, 93, 2127–2139.

7.-Chiocchetti, G.M.; Vélez, D.; Devesa, V. Inorganic Arsenic Causes Intestinal Barrier Disruption. Metallomics 2019, 11, 1411–1418.

8.-Fernández Fernández, N.; Estevez Boullosa, P.; Gómez Rodríguez, A.; Rodríguez Prada, J.I. A Rare Cause of Gastric Injury: Arsenic Intake. Am. J. Gastroenterol. 2019, 114, 1193.

9.- Chiocchetti, G.M.; Vélez, D.; Devesa, V. Effect of Subchronic Exposure to Inorganic Arsenic on the Structure and Function of the Intestinal Epithelium. Toxicol. Lett. 2018, 286, 80–88.

10.-Calatayud, M.; Devesa, V.; Vélez, D. Differential Toxicity and Gene Expression in Caco-2 Cells Exposed to Arsenic Species. Toxicol. Lett. 2013, 218, 70–80.

11. Calatayud, M.; Gimeno-Alcañiz, J.V.; Vélez, D.; Devesa, V. Trivalent Arsenic Species Induce Changes in Expression and Levels of Proinflammatory Cytokines in Intestinal Epithelial Cells. Toxicol. Lett. 2014, 224, 40–46.

12. Brabec, J.L.; Wright, J.; Ly, T.; Wong, H.T.; McClimans, C.J.; Tokarev, V.; Lamendella, R.; Sherchand, S.; Shrestha, D.; Uprety, S.; et al. Arsenic Disturbs the Gut Microbiome of Individuals in a Disadvantaged Community in Nepal. Heliyon 2020, 6, e03313.

13.-Chen, F.; Luo, Y.; Li, C.; Wang, J.; Chen, L.; Zhong, X.; Zhang, B.; Zhu, Q.; Zou, R.; Guo, X.; et al. Sub-Chronic Low-Dose Arsenic in Rice Exposure Induces Gut Microbiome Perturbations in Mice. Ecotoxicol. Environ. Saf. 2021, 227, 112934.