sábado, 24 de septiembre de 2011

NATUROPATIA Y CIENCIA


La vida está sustentada por una compleja red de equilibrios bioquímicos cuyo fin primordial es mantener la homeostasis.

Homeostasis significa estabilidad, mantener el equilibrio. Es un estado de equilibrio dinámico que se consigue por medio de mecanismos de autorregulación.

Mediante la homeostasis se regulan los complejísimos mecanismos internos que permiten mantener una condición estable y constante.

Para mantenernos sanos debemos mantener valores estables (con un pequeño margen de variación) de miles de procesos bioquímicos de los cuales ni siquiera tenemos consciencia.

La Naturopatía es una terapia bioquímica natural basada en la homeostasis.

El más importante y evidente de estos procesos es el mantenimiento del pH del organismo. El pH es el grado de acidez o alcalinidad de cualquier sustancia. Aún cuando factores internos o externos tiendan a perturbar el grado de acidez y alcalinidad del cuerpo, éste siempre reaccionará para volver a llevar el pH de la sangre a valores entre 7,38 y 7,48 ya que en ello nos va la vida. Aunque tenga que sacrificar huesos y cartílagos, el organismo no permitirá que el pH de la sangre salga de estos valores, porque de lo contrario podemos morir.

Otros equilibrios importantes en nuestro organismo son: la temperatura del cuerpo, la hidratación, las concentraciones de minerales, azúcares, grasas, neurotransmisores, etc., etc., etc.. En todo momento, nuestro organismo tenderá a mantener su equilibrio buscando compensar los factores internos o externos que lo perturban, para garantizar el mantenimiento de la vida.

Para facilitar los procesos de autocuración, tan solo debemos facilitarle al organismo las condiciones ideales de hidratación, alimentación y ambiente. Es él quien repara tejidos. Es él quien retorna a sus valores normales. Siempre y cuando estemos suministrándole la materia prima y condiciones que necesita para ejercer sus funciones.

Mediante la homeostasis el cuerpo establece su propio protocolo de curación.

Nos enfermamos, precisamente, porque violentamos su naturaleza cuando comemos alimentos que no son los adecuados. Cuando vivimos inmersos en el estrés, gran generador de autotoxinas que van deteriorando inexorablemente nuestro organismo. Cuando vivimos en ambientes contaminados y superamos nuestra capacidad de desintoxicación. Y cuando dejamos de ejercitarlo, permitiendo así que perdamos nuestra sana condición física.

La Naturopatía, con su arsenal de ayudas naturales, es pues, el camino más adecuado para el mantenimiento y la recuperación de la salud.

Para mí es la terapéutica bioquímica más eficaz. La que el cuerpo no va a rechazar. Podemos circunstancialmente controlar los síntomas de una enfermedad con un fármaco. Muchas veces, se hace necesario porque el organismo se ha deteriorado tanto que no puede re-equilibrarse solo en ese momento. Pero los fármacos son sustancias extrañas, que más temprano que tarde, ocasionarán daños al organismo. Hay que desintoxicarlo, nutrirlo y relajarlo para que poco a poco vuelva a su equilibrio. Para que se dé la homeostasis y llegue el momento en que los fármacos no sean necesarios.

La Naturopatía es pues, la mejor ayuda científica que podemos emplear para apoyar nuestra salud.

jueves, 1 de septiembre de 2011

LA VERDAD SOBRE EL COLESTEROL Y LAS GRASAS SATURADAS: SON BUENOS PARA LA SALUD


Es ya un prejuicio común que todo el mundo diga que las grasas saturadas y el colesterol son malos para la salud.
Cuando alguien  nos comenta que está siguiendo un régimen de alimentación "sano" lo primero que dicen es que no consumen grasas animales ni mantequilla y que por el contrario consumen "saludables"  aceites vegetales y margarina.
Hoy vamos a constatar como la humanidad se equivocó, muy convenientemente para algunas industrias, y de qué manera esta equivocación a cobrado millones de vidas.
A partir de la publicación de un trabajo sobre la relación entre el consumo de las grasas saturadas y las enfermedades coronarias en 1953 por el Dr. Ancel Keys se culpó al colesterol y a las grasas saturadas de ser los responsables de estas dolencias. Comenzó la publicidad en contra de la grasa de las carnes animales, los huevos, la mantequilla, el coco, el chocolate, etc. y se comenzó a promover el uso de los aceites refinados de semillas como el maíz, la canola y otros.
Es ahora que se viene a saber que el Dr. Keys manipuló sus datos para presentar tan sólo los que eran convenientes a su creencia sobre las grasas saturadas. El basó su teoría en los datos de seis países e ignoró, muy convenientemente, la información de otros 16 países que demostraban lo contrario. Si él hubiera tomado los datos de otra manera, hubiera encontrado que un aumento en la ingestión de grasas saturadas en realidad disminuye  el número de muertes debidas a las enfermedades coronarias.
Mas aún, recientemente se encontró que en realidad el consumo de margarina, aceites vegetales refinados y grasas vegetales parcialmente hidrogenadas son los verdaderos villanos, causando muchísimos mas problemas que los que nunca causaron las grasas saturadas.
Sin embargo, el daño está hecho y va a ser difícil hacerle entender a la gente que en realidad deben comer como sus abuelos y no como les recomiendan los organismos de salud pública.
La verdad que debemos difundir por los cuatro costados de nuestro planeta es que si sustituimos el consumo de grasas saturadas por un consumo elevado de carbohidratos, especialmente los refinados (léase azúcar y harinas blancas) lo que estamos haciendo es exacerbar la resistencia a la insulina y la obesidad. Con este régimen dietético estaríamos aumentando los triglicéridos y los LDL (el llamado colesterol "malo") justamente lo que necesitamos para enfermarnos.
Hay que olvidarse de las pirámides nutricionales que nos han impuesto durante años, en las cuales la base de nuestra alimentación deberían ser los carbohidratos (panes, harinas, arroz, todo tipo de cereales, etc.). Este tipo de recomendación ha enviado a la tumba a muchas personas que creían estar comiendo "sano".
Hay que basar la alimentación en el consumo de vegetales y frutas de bajo índice glicémico (es decir, que tengan menor tendencia a subir el azúcar en la sangre) y de carnes y grasas de origen natural. Consumir los carbohidratos preferentemente en su forma integral y en porciones pequeñas. Si siguiéramos estas recomendaciones, en primer lugar adelgazaríamos sin hacer dietas de hambre y nuestra salud cardiovascular mejoraría inevitablemente.
Ya lo dije en otra entrada anterior, señores:
SON LOS CARBOHIDRATOS, NO LAS GRASAS, LOS CULPABLES DE LA EPIDEMIA DE OBESIDAD Y ENFERMEDADES CARDÍACAS.
Eso sí, no olviden que las grasas verdaderamente malas son las "TRANS". Las que se consiguen en las frituras, las margarinas y mayonesas industriales y en prácticamente todos los alimentos procesados industrialmente.