lunes, 24 de agosto de 2009

LA SENSIBILIDAD AL GLUTEN DEL TRIGO VA EN AUMENTO. ¿EN EL FUTURO TODOS SEREMOS CELÍACOS?


Un reciente estudio norteamericano de investigadores de la Clínica Mayo y de la Universidad de Minnesota, analizó la sensibilidad al trigo en muestras de sangre congeladas de hace 50 años. Para su sorpresa, encontraron que hoy en día hay cuatro veces más personas con sensibilidad al gluten del trigo que hace seis décadas.
Los investigadores concluyeron que el cambio de dieta ocurrido desde entonces, es el factor determinante en este aumento.
La forma de vida actual nos ha llevado a consumir trigo a veces en desayuno, almuerzo y cena, sin contar con las chucherías (que están llenas de él).
La preocupación radica en que la intolerancia al gluten del trigo, llamada Enfermedad Celíaca o celiaquía, está relacionada con una tasa de mortalidad cuatro veces mayor que la media de la población no sensible y está asociada a un gran número de enfermedades.
Se define a la Enfermedad Celíaca como una enfermedad hereditaria autoinmune, en la cual el revestimiento del intestino delgado resulta dañado en respuesta a la ingestión de gluten y otras proteínas que se encuentran en el trigo, la cebada, el centeno y posiblemente la avena.
El gluten es la parte proteíca del trigo. Cuando lo ingerimos su digestión es incompleta. Las fracciones de gluten que no se pudieron digerir generan en las personas predispuestas genéticamente una respuesta autoinmune que atrofia la mucosa intestinal. (Autoinmune significa que el sistema de defensa del organismo ataca sus propios tejidos confundiéndolos con patógenos).

La forma clásica de la Enfermedad Celiaca se presenta con diarrea y esteatorrea (heces flotantes y mal olientes) cuando se consumen alimentos que contienen trigo, es decir, pan (de cualquier tipo: integral, arabe, blanco, etc.), pastas (espaguetis, fideos, pasticho, etc.), galletas, tortas, biscochos y la mayor parte de los alimentos procesados (porque aunque no lo describen en la etiqueta, se usa mucho en la industria para dar textura, consistencia y para rendirlos, ya que es muy barato).

En la infancia es fácil de diagnosticar, ya que se presenta con desnutrición, raquitismo y frecuentemente anemia por malabsorción intestinal. Se retarda el crecimiento de los niños, presentando menor estatura que el promedio de su edad o tienen problemas de malformación en las extremidades.
En la etapa adulta, la enfermedad en su forma clásica por lo general se presenta después de algún evento estresante o enfermedad.
Ahora bien, el problema con la Enfermedad Celíaca es que no sólo se presenta en su forma clásica.
La mayor parte de los enfermos celíacos no lo saben porque son asintomáticos y pasan la mayor parte de su vida presentando síntomas tan dispares como baja fertilidad, estreñimiento o colon irritable, trastornos cutáneos u óseos y nunca son diagnósticados como tales.


Entonces, se sabe que la mayor parte de los enfermos celíacos no presenta los síntomas clásicos de la enfermedad. Pero, el hecho de que algunos enfermos celíacos no presenten síntomas no quiere decir que no tengan problemas de salud. Sí los tienen, y muy graves en algunos casos.

Aclaremos.

Las enfermedades o condiciones asociadas a la Enfermedad Celíaca, sea esta sintomática o no son las siguientes:

Anemia por deficiencia de hierro
Osteoporosis y osteopenia
Deficiencia de vitamina K asociado con riesgo de hemorragia y moretones
Deficiencias de vitaminas y minerales
Desórdenes del sistema nervioso (Esquizofrenia, autismo, síndrome de falta de atención, ataques de pánico)
Insuficiencia del páncreas que puede llevar a diabetes
Linfomas intestinales
Síndrome del intestino irritable
Otras sensitividades a comidas, por ejemplo a la lactosa.
Baja fertilidad
Trastornos cutáneos (confirmado: dermatitis herpetiforme, probablemente: queratosis pilar)
Enfermedades de la tiroides
Lupus
Cirrosis biliar primaria
Hepatitis activa crónica
Escleroderma
Enfermedad de Addison
Artritis reumatoide
Síndrome de Sjögren
Síndrome de Down
Rinitis frecuentes
Bronquitis crónica
Sinusitis
Obesidad

¿Qué hacer?
El único tratamiento posible, hasta ahora, es la dieta libre de gluten.
Los alimentos a restringir, en general son los siguientes:
Pan de cualquier tipo (blanco, integral, árabe, dulce, etc.)
Pasta, bizcochos, galletas, croasanes, pastelitos, empanadas chilenas y similares.
Bebidas como cerveza, malta y whisky.
Alimentos procesados (salsa Ketchup, mayonesa, chucherías, helados y yogures industriales, bebidas envasadas con espesantes como chicha, jugos y néctares).
¿Y cómo saber si se es intolerante al gluten del trigo si no presenta los síntomas clásicos de la celiaquía?
Si sufre frecuentemente de resfriados, o si ha sido diagnosticado con sinusitis, o con colon irritable, o es estreñido, o se le infla el abdomen después de comer, si presenta problemas óseos, o baja fertilidad inexplicable, o presenta problemas cutáneos como dermatitis herpetiforme o queratosis pilar (piel de gallina); en cualquiera de estos casos Usted podría sufrir de intolerancia o alergia al gluten. Si no tiene los medios de hacerse las pruebas sanguíneas que lo confirman, haga algo muy práctico: deje de comer gluten por una o dos semanas. Si mejoran sus síntomas, ya sabe a qué atenerse.
Una aclaratoria adicional: por lo general, cuando somos alérgicos al gluten también lo somos a la caseína de la leche, que es una proteína también. Esto es independiente de la intolerancia a la lactosa, que es un azúcar.
Y no se sorprendan si al dejar de comer gluten (y quizá caseína también) adelgazan sin pasar hambre y además se les aclara la mente, se tranquilizan y duermen mejor.
Hacer el cambio de alimentación no es fácil, me consta, pero vale la pena intentarlo.
Espero luego sus comentarios.

martes, 18 de agosto de 2009

NUEVOS BENEFICIOS DEL TE PARA LA SALUD


Una buena noticia para los amantes del té. Una reciente investigación descubre otra de sus propiedades saludables.

Desde hace tiempo, se sabe que el té es antioxidante, estimula el sistema inmunológico y posee propiedades antihipertensivas, pero ahora se sabe también que tanto el té verde, como el oolong y el negro, poseen unos polisacáridos que pueden ser utilizados para controlar la diabetes.

Los polisacáridos son un tipo de carbohidratos como el almidón y la celulosa. Al parecer benefician a la gente diabética porque pueden retardar la absorción del azúcar.
El té negro resultó ser el más efectivo en inhibir la absorción de la glucosa y en combatir los radicales libres. Esta última función es importantísima para controlar una amplia variedad de enfermedades que van desde cáncer hasta artritis reumatoide.

Los polisacáridos del té reducen el azúcar en la sangre debido a que inhiben la alfa-glucosidasa, una enzima que hidroliza el almidón a glucosa.

Además, el estudio vincula los beneficios del té a los polifenoles (antioxidantes naturales). En el té se encuentran el galato de epigalocatequina, la epigalocatequina, el galato de la epicatequina y la epicatequina. Estos compuestos estimulan las células B del páncreas , responsables de la producción de insulina.

Hay además, un creciente número de investigaciones que sugieren que los polifenoles pueden bajar los niveles de colesterol, triglicéridos, hipertensión y aún más, proteger nuestros huesos.

El galato de epigalocatequina específicamente ha mostrado potencialidad de ayudar en un número de enfermedades que incluyen:

Diabetes

Sida

Cáncer

Enfermedad de Alzheimer

Por otra parte, el galato de epigalocatequina puede beneficiar para la salud de la siguiente manera:

Mejora el desempeño deportivo

Efecto regulatorio sobre el metabolismo de las grasas

Mejora la digestión

Reduce el riesgo de enfermedades cardiovasculares ( + de 3 taza/día)

Mejora el nivel de antioxidantes (1-6 tazas/día)

Todos los tipos de té son beneficiosos. Probemos todos los que podamos: verde, oolong o negro.

Y para que el efecto del té no se pierda, hagamos como los chinos, tomemos nuestra taza de té tibio evitando añadirle azúcar, edulcorantes artificiales, leche, etc.



P.D.: Me piden ampliar la información sobre los beneficios del té verde.


En principio todos los tipos de té son beneficiosos para la salud ya que son muy ricos en catequinas. Las catequinas son un tipo de polifenoles, que son compuestos antioxidantes. En el té verde hay seis (6) clases de catequinas, además de sus derivados.
El té verde se caracteriza por su elevado contenido de galato de epigalocatequina (EGCG) el cual es mayor que en los otros tipos de té, debido al proceso al cual se someten las hojas para su elaboración.

Investigadores en nutrición han descubierto que este ingrediente activo del te verde favorece el control de peso y puede ser una ayuda de cara a prevenir la obesidad actuando de varias formas: activa el gasto metabólico diario y lo hace en parte a expensas de la grasa corporal, aumentando la disipación de energía en forma de calor. Además actúa en el proceso de la digestión y lo hace disminuyendo en parte la absorción de algunos alimentos y consiguiendo así moderar el aporte calórico de la dieta. Se ha podido constatar que el consumo regular de té verde tiene un efecto en el incremento de la termogénesis y gasto energético diario. Dicho efecto es independiente de la cafeína, y aunque ambos pueden actuar sinérgicamente, el extracto de té verde una vez aislada la cafeína sigue presentando esta actividad.

"El mayor gasto energético y el control de la obesidad, que permite llevar a cabo, puede responder a distintos mecanismos planteados, pero en todo caso lo cierto es que el metabolismo de los lípidos se ve afectado con un cierto incremento de la movilización y de la oxidación de las grasas".

Así que, si desea mejorar su salud y además adelgazar, se recomienda tomar entre 6 y 8 tazas de té verde al día.

Si no le gusta tomar té, pero quiere disfrutar de los beneficios naturales de éste, puede optar por la alternativa de tomar el té verde en cápsulas.

domingo, 2 de agosto de 2009

NUEVO VÍNCULO ENCONTRADO: HIPERTENSIÓN Y VIRUS


¡Qué poco conocemos en realidad sobre las verdaderas causas de nuestras enfermedades!

Una investigación muy reciente acaba de encontrar vínculos entre la hipertensión y los virus. Tal y como lo leen: HIPERTENSIÓN Y VIRUS. ¿Quién lo iba a sospechar?

Investigadores del Centro Médico Beth Israel Deaconess, de la Escuela Médica de Harvard en Boston (Estados Unidos) encontraron por una parte, que la infección de una línea de células de riñón de ratones con citomegalovirus (CMV) condujo a un aumento en la expresión de la enzima renina, conocida por activar el sistema de la renina-angiotensina y desencadenar hipertensión. Y por otra parte, sugieren que la infección por CMV y una dieta alta en colesterol podrían ser factores de riesgo para la aterosclerosis o endurecimiento de las arterias. Los experimentos en células de cultivo demostraron que CMV estimulaba la producción de tres citoquinas inflamatorias diferentes – IL6, TNFµ, y MCP1 – en los ratones infectados.

Las citoquinas son proteínas que regulan la función de las células, Su acción fundamental es la regulación del mecanismo de la inflamación. Los resultados obtenidos por estos investigadores son una indicación de que el virus estaba causando inflamación en las células vasculares y otros tejidos.

En la mayoría de los casos de hipertensión en seres humanos se desconocía su origen y si ahora se establece la infección por CMV como causa, algo que requiere mucha más investigación, el camino quedaría abierto a un método completamente nuevo para tratar la hipertensión con terapias antivirales o vacunas.

Recomiendo por tanto, fortalecer el sistema inmunológico con los métodos naturales de que disponemos, como terapia complementaria para prevenir o ayudar a controlar la hipertensión. Aplicando estos métodos ayudamos también a controlar el colesterol.

¿Cuáles son estos métodos naturales?

Una alimentación lo más sana posible, libre de alimentos “chatarra”, chucherías, azúcares y frituras.

Ejercicio moderado diario. Al menos 30 minutos al día.

Helioterapia: tomar sol moderadamente para estimular la producción de vitamina D.

Nutricéuticos: complementos nutricionales según las necesidades específicas de cada persona (Vitaminas, minerales, aminoácidos, ácidos grasos, etc.).

Probióticos y prebióticos: alimentos que promuevan el crecimiento de una flora bacteriana intestinal “buena” (alimentos fermentados, frutas y vegetales crudos, alimentos ricos en fibra tanto soluble como insoluble, etc.).

Fitoterapia: plantas o sus derivados recomendados por un especialista según las necesidades particulares de cada quién. Entre las más populares encontramos la equinácea, el palo de arco, el ajo, etc. Siempre consulte a un profesional del área, ya que las plantas curan, pero pueden tener contraindicaciones.

Métodos de relajación y meditación.

Si sufre de hipertensión no deje de controlarse con un médico cardiólogo o internista ya que la hipertensión es un enemigo silencioso que puede provocar incapacidad o incluso la muerte. Estas recomendaciones de salud natural complementan su tratamiento médico, no lo sustituyen.

P.D.: las recomendaciones clásicas para la hipertensión son las siguientes: disminuir el consumo de sodio (sal común o de mesa), aumentar la ingesta de potasio (frutas y vegetales), aumentar el consumo de agua a dos litros al día, hacer ejercicio físico moderado (si no está contraindicado por un médico) y controlar el estrés.